Jesús Susín “lo mestre”

Los records d’infància estant molt associats al temps d’estudi, los mestres amb los que vam anar i los xiquets i xiquetes amb los que vam compartir los cursos i jocs. Tant JM “lo Gravat” com jo, vam nàixer lo mateix any, lo 1962, i als quatre anys vam començar a anar a estudi. Los dos primers anys a pàrvuls, amb una mestressa que li diem la “señorita Visi”. Després, lo primer curs lo vam fer amb lo mestre Ángel Barranco i a l’any següent ja va arribar Jesús Susín “lo mestre”, amb lo que vam anar del segon curs a vuitè, en què vam eixir d’estudi amb lo títol del Graduat Escolar a la butxaca. D’aquesta etapa de set cursos anant amb “lo mestre”, potser hem de reconèixer que va ser qui mos va despertar l’interès per la història i lo patrimoni del nostre poble. Aquestes inquietuds nostres, ara les canalitzam a través de l’Associació Amics de Nonasp, i una que hem tingut los darrers mesos, ha set fer-li una entrevista. Això ho vam fer realitat lo passat cinc de març. Era diumenge per la tarde, i JM i jo, tots preparats, amb càmera de vídeo i gravadora de so, li vam fer l’entrevista, amb una primera part en que “lo mestre” mos va explicar la seua trajectòria professional: “Nací el 29 de diciembre de 1944 en Zaragoza, en la calle D. Jaime I (o calle San Gil). Fui a la escuela de Escolapios en Conde de Aranda, donde estuve hasta los diecisiete años cumplidos. Como por entonces conocí a la que sería mi mujer, Amparo Navarro Ruiz, que hacía tercero de Magisterio, en vez de ir a la Universidad a Lenguas Clásicas porque me gustaba mucho el latín y griego, me decidí por ir a la Escuela Normal de Magisterio. Amparo había hecho cuatro años de bachiller y luego el examen de ingreso, y yo como tenía siete años de bachiller y el preuniversitario ya no tuve que hacer el examen, pude entrar directamente en la Escuela Normal. Cuando ella hacía tercero yo hacía primero. Bueno, allí emparentamos y decidimos ser los dos maestros. En el año 1967 me licencié de la mili en septiembre, hice las oposiciones y me dieron un destino provisional para el curso 1967-68 en Quinto de Ebro. Con Amparó me casé en abril de 1968 y como estaba de maestra en Velilla, con una moto hacía los ocho kilómetros de carretera que separaban los dos pueblos. En el siguiente curso 1968-69 me dieron Alforque. Lo cogí definitivo porque estaba cerca de Velilla de Ebro donde era maestra mi mujer. Ahora tenía siete kilómetros y seguí con la moto por aquellos caminos de arcilla, pero cuando llovía, fiesta, me quedaba en Alforque de patrona, pues se ponía tal barro en las ruedas que no podías dar un paso. Alforque no tendría más de 110-120 habitantes y estábamos una maestra para las niñas y yo para los niños. Sería en febrero que la compañera se puso enferma y como tardaban en mandar una sustituta y las crías estaban por la calle, le dije al Alcalde: Si quieres las cojo yo hasta que venga la sustituta. ¡Hombre, pues perfecto te lo iba decir…! Conque ya automáticamente hice yo la clase mixta. Tan bien les debió de caer a la Dirección Provincial que ya no mandaron sustituta y tuve que apechugar hasta junio con los chicos y chicas. No contentos con eso, como premio me llama el Inspector y me dice: ¡Jesús, búscate lo que quieras, lo que puedas, porque vamos a hacer la escuela mixta y claro no te puedes quedar ahí! La ley decía que, si era mixta, mujer. Con que arrea y ahora donde. Pues entonces vino el buscar donde había vacante para los dos y allí es donde apareció Nonaspe. Había tres pueblos, uno por la zona de Ateca, otro por la zona de Calatayud y otra por Nonaspe. Como mi mujer antes de estar en Velilla de Ebro, había estado año y medio en el Fayón viejo, me dijo que allí tenemos tren y que ella conocía aquello… y así fue como en el año 1969 vinimos a Nonaspe. De Nonaspe, lo único conocido era el café Trinquete, pero no conocía personalmente ni al matrimonio ni a los hijos. Pero Antonia tenía un hermano que se llamaba Santiago Mompel, cura escolapio. Entonces enrollando, enrollando, resulta que mi hermano, aunque acabó de cura y además castrense, empezó metiéndose en los escolapios con doce años. ¿Quién lo enrolló para entrar allí? Pues el hermano de Antonia. Este hermano de Antonia, cuando mi hermano tenía 14-15 años, incluso llegó a venir a mi casa a comer y le decía a mi madre: ¡Ascensión que tienes por ahí! Yo conocía al padre Mompel, pues era el que metió un día de San José, a mi hermano de postulante, que, por cierto, fue a Barbastro, después un año en Zaragoza y luego Peralta de la Sal. Hizo toda la carrera yendo de aquí para allá. El padre Mompel cae enfermo con un tumor entre pulmón y corazón, grave, en Zaragoza lo operan en la clínica del Lozano Bielsa. Está 17 días con el manto de la Virgen del Pilar en la cama, y mi madre se va a la clínica a verle. Allí conoce a sus hermanas Antonia y Teresa… se ve con la familia. Antonia le dice que vive en Nonaspe, que tienen un bar, el Trinquete… así queda. Sale de operación por fin… Cuando nos toca elegir, ya sabemos que en Nonaspe está la hermana del padre Mompel, mi hermano también nos lo recuerda. Entonces vinimos en mayo y nos dimos una vuelta por el pueblo. Finalizado el curso en junio nos fuimos a Salou unos días y a la vuelta nos pasamos por el pueblo y entonces vamos a conocer a la familia del Trinquete. Hablamos con ellos, les decimos que necesitamos un piso, el curso empieza en septiembre, nos damos los teléfonos… Y salió un piso en casa la Aquilina, en la calle Trinquete, pero se tenían que ir las que estaban, pero había tiempo... Pero tanto alargaron, que el día 30 de agosto aún estaban y la misma Aquilina nos hace instalar en su piso hasta que lo arregla… Estuvimos viviendo una semana en su casa, hasta que se desocupó el piso. Los muebles los trajimos en un camión y los metimos en un local que tenía alquilado Gonzalo, el ebanista, y que luego lo empleó Galdón para meter gaseosas, cervezas… al lado de Alicia Albiac. El camión yendo marcha atrás, subió por la calle Mayor, se llevó las banderitas del bar del Moliné que después lo tenía en esta calle, y descargamos los muebles y todas las pertenencias en aquel local, porque el piso aún estaba ocupado. Luego tuvimos que trasladar todo sin camión y sin operarios, más que a fuerza de voluntad. Así fue como en el año 1969 vinimos a Nonaspe, nosotros dos y nuestro hijo Jesús, que había nacido el día de los Inocentes de 1968, así es que lo trajimos a Nonaspe en capazo. Estuvimos en Nonaspe hasta junio de 1989 y luego nos fuimos a Zaragoza. Nosotros teníamos derecho de consorte, donde cogía el uno podía ir el otro, pero en Zaragoza capital se necesitaba mucha puntuación, la cual yo la tenía, pero Amparo no le llegaba, por lo que estuvo un año en Movera, después otro año en un colegio pequeño en el parque Pignatelli y al final le dieron la Almozara donde estuvo hasta que se jubiló. Yo fui directamente al barrio La Jota, en el colegio La Estrella, junto al Grande Covián, en la Avenida Cataluña, donde estuve dieciséis años, hasta que me jubilé en junio de 2005, una vez finalizado el curso después de haber cumplido los 60 años. Amparo se jubiló al año siguiente y mientras tanto yo de cocinero en casa. Después ya volvimos a Nonaspe, donde tenemos nuestra residencia habitual”. Arribat a n’este punt de l’entrevista, lo mestre mos prepare un bon cafè, i a continuació encetam una segona part, en la que fem un repàs d’aquells set anys, aportant cada un de naltres los records, que una volta sumats mos aiden a reconstruir les nostres vivències. Comencem a parlar d’excursions i lo mestre mos diu que les primeres que feen los xiquets més petits eren a la Mardedéu, i segur que era així, ja que recordo que en més d’una ocasió li vaig demanar a la meua mare que me comprés una sardina de la costa, per anar a fer l’enterro de la sardina a les pinyeres de la Mardedéu. Però tant per JM “lo Gravat”, com per jo, les millors excursions eren als poblats ibèrics. Al del Pontet hi vam anar unes quantes voltes, i jo prenia una aixaelleta per escarbar i trobar restes de ceràmica. JM diu que ell sempre prenia una bossa de tela i roplegava tots los trossos de ceràmica que trobàvem, com tot lo que pensave que podia ser d’interès, encara que fos un os de perdiu o conill. Després tot lo replegat ho guardàvem a estudi. Les excursions al poblat ibèric de Ribers, al quedar lluny del poble, eren per tot lo dia, i per tant l’emoció i l’aventura ere més gran. Lo mestre mos recorde una de les voltes que hi vam anar: “Salíamos del pueblo y en tres cuartos de hora al Castellet de Fayón, donde nos comíamos el bocadillo del almuerzo. Después bajábamos por el barranco de Fayón hasta el poblado íbero. Como no había edad para excavar, la finalidad más que nada era de crear una ilusión. Al mediodía nos íbamos al paso subterráneo donde nos comíamos el bocadillo a la sombra. En una ocasión que volvimos por el río, las pobres Carmela y Pepita, llegaron al pueblo con unas ampollas que no podían andar”. Una altra excursió molt recordada per naltres va ser a Faió. Vam eixir de Nonasp i pel camí del Fontanet, vam anar a buscar la senda que mos portave al Castellet de Faió, per baixar pel barranc de Faió a fer cap al riu Matarranya i per lo camí de Ribers anar riu avall per arribar a Faió. Allí vam dinar, i segons me recorda la meua mare, lo mestre mos va pagar un refresc al bar de Clareto. Per tornar, vam baixar pel barranc de Juanito, a fer cap a l’estació, on vam agarrar lo tren per tornar a Nonasp. Ja de més grans, vam fer una excursió en autocar, en la que la primera parada va ser Azaila, per visitar lo poblat ibèric; després Fuendetodos i la casa natal de Goya; el Monasterio de Piedra; i a Saragossa visita de l’església de Santa Engràcia. Aquí lo mestre puntualitza que esta església es va visitar per mossèn Carlos Parra, que des de novembre de 1974 estave a Nonasp i que la seua etapa de seminarista (1968-1973) l’havia fet a Santa Engràcia. Uns anys més tard, hi estarie de vicari parroquial (1976-2000). Amb los pares vam fer una excursió al pantà de Pena. A l’anar mos vam parar a Calaceit i vam visitar lo poblat ibèric de Sant Antoni; després al pantà de Pena on vam dinar; i a la tornada vam fer parades a Vall-de-robles, Massalió i Maella. De les assignatures que donàvem a estudi, la de dibuix ere la que més mos agradave. Cada dijous per la tarde fèiem lo dibuix que tocave, i lo mestre per incentivar-nos, quan los corregie, a més de posar “B” o “R”, de o regular, al millor li posava 10 punts i al segon millor 5 punts, i a final de curs, al guanyador, pagant de la seua butxaca, li feie un regalet. Aquí JM ens explica un dels seus records: “Quan fèiem sèptim, per l’examen de final de curs, del llibre de dibuix, vaig fer a “Marcelino, Pan y Vino” en un d’aquells cartells que anunciaven les orquestres de festes. Aquestos dibuixos de l’examen, lo mestre los corregie i se’ls quedave, i com jo lo volia recuperar, com al recreo anàvem a jugar al futbol i lo mestre també hi jugave, vaig tornar antes d’acabar-se, i vaig entrar al quarto de la llenya a on estaven guardats, lo vaig agarrar i encara lo tinc guardat. Lo concurs de dibuix lo vaig guanyar dos o tres cursos, i un any me va regalar una canya de pescar, que encara la tinc, però sense carret... Recordo que lo mestre mos va portar a pescar a Faió a Rafel lo pintor i a jo...” Lo mestre compartie amb naltres les seues aficions, i en lo cas de la pesca, recordo que li vaig comprar un ham, plom, suro i uns metres de fil de pescar, que amb una canya ben dobla que lo meu pare me va fer a un canyar de l’horta, anava a pescar per los tolls del riu Matarranya. També en alguna ocasió, mos va ensenyar les primeres maquetes de trens que va tindre. Lo mateix va fer amb los “sellos” de Correus, i jo he de reconèixer, que me va transmetre l’afició per guardar los usats. Ell me va ensenyar com traure’ls de les cartes i després guardar-los. Durant lo darrer curs 1975-76, es va produir un fet històric, com va ser la mort de Franco, lo 20 de novembre de 1975, i dos dies més tard, la proclamació de Juan Carlos I com a Rei d’Espanya. Lo mestre mos explica com va ser per ell lo dia de la mort de Franco: “En la escuela nos dieron una semana de fiesta y yo tuve que ir a poner la bandera a media asta y el crespón de luto, porque como D. Alfredo ya se había jubilado, estaba de director. Más tarde nos dieron para todos los alumnos un poster con el último discurso de Franco y otro con el primer mensaje del Rey. Recuerdo que el día que se murió Franco me fui a cazar y maté mi primer conejo. Resulta que en aquellos días me estaban construyendo la casa y vino José “Chafatenalles” a ver la obra y me dice: ¡Tenemos que ir a cazar un día! Y yo le contesto: ¡Cojo el coche, la escopeta, el perro y nos vamos! Estuvimos por la Plana, entonces uno de los perros sacó un conejo, disparé y me lo cargué”. Seguint la conversa amb lo mestre, li dic que lo recordo fumant cigarrets Habanos, i algunes temporades en pipa i l’olor tan particular d’este tabac. Ara me diu: “Yo fumaba en pipa para defenderme, porque de cigarrillos fumaba tres o cuatro paquetes. En aquel tiempo la tiza en una mano y el cigarro en otra, y probaba todo porque la tos ya la tenía. Empecé con Habanos que era fuerte, luego el Winston que era rubio más suave… Estuve trece años sin fumar y luego se casan los hijos y quise probar los puros de la boda y a la semana ya estaba comprando tabaco… Ahora ya llevo más de veinte años sin fumar... Entonces estaba permitido fumar, ahora ni en la verja del colegio”. Continuam desgranant los records, i ara parlam de l’estufa. Lo mestre diu que quan va vindre es cremave carbó de Mequinensa, però com fee molta cendra, no hi havie circulació d’aire i s’apagave. Després ja es va passar a cremar llenya, i aquí JM mos recorde, que hi havia cada dia dos xiquets encarregats de l’estufa, i que al matí li traien la cendra, l’encenien i li posaven la llenya durant tot lo dia. En la conversa, mos venen al cap algunes trastades... i començo jo explicant, que una tarde, estàvem ja esperant que entrés lo mestre per començar la classe, i jugant i enredant, va resultar que al quadre de Franco li van pegar un cop de goma i van xafar lo vidre, i quan lo mestre va entrar, tot seriós, va enviar a l’alumne culpable a D. Alfredo, que era lo director, perquè li imposés el castic que cregués just. Aquest mateix alumne, recordam los tres, com en una ocasió va posar mosques dins del xorro de l’aigua, i com això es va saber, lo mestre li va fer veure l’aigua per escarmentar-lo. També lo mestre recorde que hi havie un alumne que quan lo deixave castigat, obria la finestra i s’escapave. Una de les voltes que va ser castigat, endevinant lo que anave a fer, va eixir al carrer i es va posar davall la finestra, i com pensave, al poc aurís la finestra, se posa a dalt i pegue un bot, i ell que estave al carrer, l’agarre i cap dins. Acabam la conversa amb lo mestre fent-nos una reflexió de les dificultats d’ensenyar quant es portaven diversos cursos i, per tant, xiquets de diferents edats i matèries per impartir: “Cuando vine a Nonaspe, llevaba 37 críos así por las buenas y tres cursos: primero, segundo y tercero. Los de primero empezaban a leer y los de tercero ya escribían y hacían cuentas. Luego cuando llevaba sexto o séptimo y octavo, tienes que explicar a unos, mandar ejercicios a otros mientras tanto, porque no explicas lo mismo, es muy raro que una explicación sirva para los dos cursos… en fin, esto es la historia de la profesión. En las ciudades esto está olvidado, porque en cada colegio hay varios cursos iguales.” Tot i que ja han passat quasi cinquanta anys, quan passo per davant d’aquells estudis vells, la nostàlgia me fa recordar, i miro la porta, les finestres, les moreres, recordo lo camp de futbol on anàvem a jugar al recreo. També tinc lo record del carrer ple de xiquets i xiquetes, que mentrestant esperàvem que es fes l’hora d’entrar a estudi, alguns jugàvem a les boletes, altres als patacons, i quan los mestres dien que ja podíem entrar, sempre hi havia algun xiquet que repetia l’ordre dels mestres i deia “adentro”, i a voltes això no era cert, i algú contestava “mentira”, i un altre li deia: “Agarra un xixó i estira i contra més estiraràs més tonto siràs”.

Per Mario Rius